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Laboratorio de Actuación

Entrenar es prepararse y formarse

¿Qué implica entrenar? Como actriz que entrena y como coordinadora de entrenamientos en el Laboratorio de Actuación; me interpela hacerme ésta pregunta de manera constante. El objetivo de este artículo -si se quiere- es intentar desglosar una posible respuesta; asumiendo que se trata de una práctica dinámica y que quizás cuando termine de encontrarla, ésta ya esté obsoleta.

Entrenar es prepararse y formarse en habilidades técnicas y conocimientos necesarios para desempeñarse en una disciplina específica, como lo es la actuación. Al su vez, el término entrenamiento abarca la totalidad de esa acción, es decir que refiere al procedimiento previamente pensado para obtener las diferentes capacidades de la actividad que se entrena. 

Todo entrenamiento surge por necesidad. Ya sean motivadas por la propia disciplina o de forma individual. Por supuesto que el avance de la práctica deriva en investigación y teorización que perfilan métodos de entrenamiento para desarrollarse como actor/actriz; pero se entrena por necesidad. Para que en la práctica, cuando se requiera de esos elementos, los mismos estén aptos y libres para ser utilizados. Parte del trabajo de un/a actor/actriz es observar qué necesita entrenar y dedicarle tiempo y espacio. Si reconozco que para el desarrollo actoral necesito tener un cuerpo disponible, enfocaré el entrenamiento en dicha área para conocer, incorporar habilidades y sostenerlas en el tiempo.

Tomemos como ejemplo la importancia de entrenarse vocal y corporalmente para actuar. ¿Cómo pretender que emerja la actuación si no adquiero un buen manejo de la emisión de la voz? ¿Cómo esperar componer en el espacio si no conozco, ni desarrollo las posibilidades de despliegue de mi propio cuerpo? Así con cada una de las áreas, cuerpo, voz, rítmo, percepción, sensibilidad, texto, acciones etc.  A raíz de lo que se necesita entrenar es que, el entrenamiento, adquiere su forma. El mismo surge de la observación minuciosa de aquello que es y se comprende como el quehacer de la disciplina, en este caso el quehacer actoral. Si como actor/actriz tengo la necesidad de entrenar el texto, porque lo entiendo como parte esencial de la actuación, desarrollaré o tomaré propuestas y metodologías para practicarlo. 

Un entrenamiento en un espacio de formación, como el Laboratorio de actuación u otros, está compuesto de ejercicios y actividades planificadas con el objetivo de que, quienes entrenan, puedan incorporar o mejorar determinadas habilidades que se comprende que son fundamentales en para la actuación. Eso que se decide ejercitar, forma parte de un denominador común que, quienes ejercemos la profesión, entendemos que son primordiales para que la actuación suceda. Es por eso que, por medio de propuestas concretas, direccionadas y -aún así- ligadas al juego y la creatividad, se ejercitan de forma integral aquello que hace a la disciplina. Es en estos espacios que el actor/actriz toma conocimiento de lo que debe entrenar siempre.

Considero importante aclarar que, si bien con el desarrollo de la práctica a lo largo de la historia se establecieron elementos que son necesarios manejar con una suerte de habilidad; estos no son limitantes para actuar. Insisto en que se entrena por necesidad y es gracias al entrenamiento y la constancia que se adquiere una destreza. Siempre hay factores a entrenar, pero que surjan no significa un problema para actuar. Al contrario: Es un lugar a trabajar para que el día de mañana no presente una dificultad en la propia actuación. Todo actor/actriz tiene un área para entrenar. Puede que por naturaleza cuente con alguna habilidad ya dada; por ejemplo quienes nacen con buena proyección de la voz; pero siempre hay algo por trabajar. No existe el actuante perfecto por naturaleza -O lo que muchos llaman talento innato- Existe el trabajo, el compromiso y la dedicación en entrenar lo que se tiene que entrenar para actuar. 

En continuidad con los entrenamientos en los espacios de formación, muchas veces se realiza de forma reiterada los mismos ejercicios o formatos hasta que se incorpora y se adquiere la habilidad o conocimiento que se busca. Y si ya se consideran incorporadas, el entrenamiento siempre tiene desvíos y variaciones para sumar capas de aprendizaje. Además sirve de rutina para no abandonar aquello que necesita estar siempre entrenado. 

A su vez, todo entrenamiento está coordinado por un/a entrenador/a que proporciona orientación, instrucción y apoyo en el proceso. Su papel es ayudar, asesorar, establecer metas, desarrollar planes, etc. Y si el entrenamiento es autónomo, se debe conocer muy bien lo que se está entrenando y las herramientas que se van a emplear para entrenarlo. 

Después de transitar varias experiencias de entrenamientos orientados a la práctica actoral, entendí que entrenar es una decisión propia. No importa quién oficie de entrenador/a, ni cómo sea el entrenamiento, ni los ejercicios que se hagan, ni cuantas veces los repita. Quien decide entrenar sos vos mismo/a. Podes entrenar con el mejor en la disciplina, realizar los ejercicios más complejos, probar todas las metodolgías y, aún así, no estar entrenando. Si bien es cierto que estamos hablando de una disciplina que se hace en grupo, y que cuando se inicia la formación hay mucho que se desconoce, también es cierto que entrenar es una elección personal y voluntaria. Nace por interés y necesidad. Y nadie puede hacer que entrenes lo que tenes que entrenar. Esa decisión es lo que le va a dar carácter al ejercicio, al entrenamiento y, por ende, a tu autonomía para la práctica actoral.

Por lo tanto, ¿Qué implica entrenar? Implica conocer la práctica que se entrena; asumir qué se necesita entrenar; comprender cómo se lo debe entrenar, o qué me ayuda a entrenar; y saber por qué se lo está entrenando. Tomar dicha dirección va a permitir a quien entrena elevar los ejercicios a la categoría de entrenamiento, orientar los mismos a aquello que necesita entrenar y resignificarlos en relación al desarrollo de la práctica. Y para eso se debe abandonar lo escolar de la clase para asumir el espacio de entrenamiento; renunciar a lo social para entrar en la práctica profesional; direccionar los ejercicios del entrenamiento general, al entrenamiento personal; ceder el divertimento al entrenamiento; habilitarse el error, el equívoco, la prueba y el ensayo; entrenar con perseverancia; y ACTUAR. Éste último es de vital importancia, ya que es el único espacio en el que se puede constatar lo que tengo entrenado y lo que me falta entrenar.

Aclaración importante: El motivo de este escrito surge de una observación e investigación personal dentro del marco de las clases del Laboratorio de Actuación, el mismo está sujeto a cambios y modificaciones. 

De Pía Fonseca

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