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Laboratorio de Actuación

“Debería hacerlo más natural”

“Debería hacerlo más natural”, es una de las expresiones que más utilizan les estudiantes para reflexionar sobre el ensayo del material que están entrenando.

La preocupación por una supuesta naturalidad en la actuación está siempre vigente en sus devoluciones. Lo que resulta muy interesante porque “natural”, es una palabra sin referente concreto. Es decir: ¿De qué se habla cuando se dice que algo es natural? ¿Qué o quién determina la naturalidad del acto? 

 

Si bien es una expresión posible dentro del lenguaje de la actuación; cuando escucho a les estudiantes comprendo que no son palabras que pertenezcan a su vocabulario de forma genuina. Al contrario, son términos heredados, que repiten sin mucha noción de qué intentan decir con eso. 

 

El peligro de simplificar la reflexión a “más natural” es que, al no contar con una referencia concreta, ese término no colabora a la hora de re-pensar el trabajo actoral. Si el estudiante no sabe a qué se refiere cuando utiliza esa palabra, es muy difícil que pueda reconocer qué entrenar o qué proponer dentro del ensayo.

 

Al tratarse de un ensayo, es importante escuchar esa primera intuición del actor/actriz, porque devela que hay algo a mejorar, a trabajar e investigar. Es tarea fundamental de quienes ponen el cuerpo a la escena desglosar esa intuición para identificar qué es lo que está limitando la escena y formular, de alguna manera, hipótesis que permitan experimentar nuevas propuestas en los ensayos siguientes.

 

Sin embargo la tendencia de les estudiantes, después de generarse la creencia de que “deberían hacerlo más natural”, suele ser minimizar, casi diría que anular, toda prueba posible. Como si se tratase de una visión idealizada y embellecida de la realidad, que responde a una simplificación genérica del comportamiento humano en el mundo.

 

En vez de intentar descubrir, a través de los ensayos, cuál es la naturalidad del mundo que se está narrando, les estudiantes reducen las pruebas a una aparente cotidianidad que los deja sin estímulos que retroalimenten su actuación. Lo que resulta una mala costumbre, porque se reemplaza la investigación actoral por una convención de lo que es natural en la vida.

 

En algún punto se debe a una suerte de pereza en los ensayos. O al menos eso intuyo ahora. Ya que cualquier prueba física o vocal que se investigue para abordar un material, lleva mucho trabajo incorporarlas al punto tal de que se borren los rastros del ensayo. Es decir, al punto de que esa prueba sea un comportamiento “natural” dentro de la “naturaleza” del mundo que se está relatando.

 

Desde el laboratorio de actuación siempre vamos a incentivar a les estudiantes a que investiguen particularidades en su actuación. A que intenten descifrar, en los ensayos, cuál es la naturaleza de lo que narran, para que así potencien sus pruebas actorales. A que eviten acomodarse o simplificar su trabajo en ideas genéricas y limitantes que achatan la posibilidad de crear mundos. Siempre vamos a impulsar a que el estudiante salga de su zona de confort, porque, a nuestra forma de ver, la actuación construye verdades más grandes que la vida.

 

Aclaración importante: El motivo de este escrito surge de una observación e investigación personal dentro del marco de las clases del Laboratorio de Actuación, el mismo está sujeto a cambios y modificaciones.

 

Pía Fonseca.

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